Tres meses de contención y confinamiento y otras acciones
previas de presión y hostigamiento no acaban de posponer o mermar esas ganas de
emprender y luchar por lo que creo es innegable desde nuestro contexto
profesional y en nuestro marco sanitario, la necesaria presencia y
participación enfermera.
No me canso de sentirlo, si más de replicarlo, aunque
empiezo a entender que la vida laboral empieza su cuenta atrás y no siendo esta
lucha de corto plazo, parecería razonable ceder y dejarlo para mayores
pudientes, o acabar así en lo que quede por venir.
Ha sido en el duro camino de la profesionalización y pasando
por distintas áreas de especialización y desarrollo donde he aprendido lo que llevo
en la mochila, y no se acaba de llenar, siento la inquietud constante por
aprender de las circunstancias, de los medios, de las oportunidades y sobre
todo de las personas que tienen algo que ofrecer y son capaces de compartir.
También he aprendido de las otras, de las que no solo no aportan, si no que te deportan
y bloquean, o te exprimen, succionan y vampirizan hasta intentar convertirte en
“despojo radiactivo” o “residuo tóxico”, una vez utilizado tu producto. De
estas últimas se bastante. También de otras especies, pero no es este el
capítulo que les corresponde.
Varias reflexiones para este segundo semestre del 2020
agotados por la sacudida de la pandemia covid19, un fenómeno brutal, expansivo
que ha irrumpido en nuestro escenario personal y vital, en nuestro entorno
social y laboral, y con mayor o menor carga sobre la ya extenuante presión
acumulada. Por aquello de que se ha sentido en el plano personal y profesional
como nunca había sido y para varias generaciones, creímos durante unos días y
abrazando esperanzas, que la recuperación de la “normalidad” daría lugar a un
deseo unánime de generar cambio de posiciones y redirigir las inercias.
Aprovechar el momento crisis como momento de cambio para dar oportunidad a todo
lo guardado en los cajones, en las carpetas y archivos y otros proyectos,
incluso apuntalar aquellas innovaciones que sobre la marcha han dado respuesta
a problemas no solo situacionales y de contexto pandémico, si no también
necesarias como es el cambio de comportamiento social y sanitario, digamos que
no solo por parte del usuario, sino también por los profesionales.
Sin embargo, se empiezan a sentir las esperadas desilusiones
y desconfianzas al respecto, es normal, los momentos álgidos, de crisis y de
tragedia recuperan la sensibilidad personal y colectiva y despiertan la
solidaridad más expansiva. De esa misma manera en el repliegue de los
acontecimientos y la paulatina recuperación, el estado basal anterior, recobra
pulso y se readapta la normalidad perdida. En este proceso, quienes aspiraban
ilusionados, a un cambio o al menos un giro de tuerca para forzar el siguiente
y el siguiente, y otro más, de nuevo cargan con la desilusión por la
oportunidad perdida, y obligados en esa tesitura, se reajustan los niveles de
participación, cuestionándose si todo ello, además de ser una quimera constante,
es una condición mantenida y permitida por falta de condición y peso ético.
Parece lógico pensar que si en condiciones de alerta y alarma por coronavirus
hemos sabido dar respuestas profesionales urgentes, innovadoras y adaptadas a
las necesidades, la reflexión post crisis se hace necesaria para al menos
mantener las inercias emprendidas y desterrar las que nos mantenían monótonos y
confortables. Por ello y desde una mirada responsable y acorde con la profesionalidad
que se nos supone, ¿sería ético volver al lugar y modo de donde nos movimos por
una crisis para dar respuestas eficaces, y suprimirlas?, ¿sería ético y profesional
hacer borrón y…cuenta vieja, cuando estamos necesitados de cambios y
repensamientos estratégicos y operativos?, ¿Qué nos licitaría en una siguiente
queja, reivindicación, necesidad, reconocimiento, propuesta, proyecto,
participación…?
Analizar lo inservible y duplicado, acortar los procesos y
estancias, disminuir la complejidad y diversidad de procesos, la variabilidad
en los mismos, potenciar el profesionalismo, la alta resolución para procesos
comunes y protocolizados, etc…serviría para sumar eficiencia a un sistema
complejo y sobrecargado.
Si cambiamos las pequeñas acciones en el día a día, si
asumimos nuestras competencias, las nuestras si, las propias de nuestra profesión,
las que descartamos día a día, las que no desarrollamos por inhibición propia o
ante el medio, y el miedo también. Las que obviamos por organización no
consensuada, por limitación de tiempo, por liderazgos diferidos y obsoletos,
las limitadas por falta de visión y oportunidad, las que nos limitan otros por
creer que somos dependientes y sumisos, las que obviamos o postponemos por modelos
educativos, docentes y de referentes trasnochados, las que descartamos por
dictado en organizaciones imperativas y jerárquicas. Las que obviamos por no
analizar las necesidades y expectativas de la población, las que subestimamos
al restarles prioridad, y las que ignoramos aún por subestimar nuestro
desarrollo y sobre todo por dar oportunidad a las que aún no hemos descubierto.
Si cambiamos, si aprovechamos las inercias, si las
organizaciones suman y se suman, si el liderazgo se hace cómplice como parte
esencial de nuestra identidad, y la unión es factible, la posición será más
firme para el desarrollo de una profesión, que pretende favorecer una sociedad
más próspera y saludable con nuestra inequívoca y necesaria aportación a la
salud y a los sistemas.
Todos en un inicio no entendíamos lo que ocurría, yo no tenía claro lo que era una pandemia, un virus, cómo podía desplazarse de un lugar a otro tan rápido y la negligencia de los gobiernos a la hora de actuar. Todo el confinamiento, aunque para mí ya era normal no salir del hogar, el hecho de ver cómo familia se quedaba sin trabajo, no saber del día del mañana, daba miedo. Jaja, lo curioso fue cuando me contactaron de herbalife para ser socia y a mí no me agradaba la idea, pero bueno, de suerte logré ganarme un extra gracias a esa llamada para ayudar a mi familia. :) Saludos y gracias por éste escrito.
ResponderEliminarMuchas gracias Kelly, espero que todo vaya bien.
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