A menudo me recuerdas a alguien..., a menudo muy a menudo, recuerdo tantas cosas aprendidas y tantas otras defendidas que muchas veces la realidad es una broma persistente y aburrida, cansada y agotadora.
Sin embargo, es tiempo de renovación, de apostar por las ideas defendidas, por el convencimiento pleno de los argumentos, de revolucionar y persistir. Estamos convencidos que "luchar" es la única opción de conseguir, de influir, de cambiar, de mejorar, de potenciar, de transformar nuestros hábitos, de centrar nuestro instinto, de liberarnos y controlar, de generar energía de cambio, de pensar a lo grande.
Hablaba estos dias con varios profesionales, unos, tocados por los designios del Señor, derrochando pasividad, mientras la inercia resuelve lo urgente de aquellos engranajes, soldados a golpe de soplete. Otros, "atascados" en los quicios, sobreviviendo del aire desprendido de la fuerza centrífuga restante..., otros, "atrapados" en las nuevas reglas de orden, unas reglas basadas en caprichos decimonónicos, como si de juegos callejeros se tratase, también otros, "inquietantes felices", saltando en la regularidad mantenida y prolongada, sin novedad, ni perspectiva, en un juego de oca, que bien adelante, bien detrás, nunca salen del tablero de juego. Al lado, otros, vienen y van, van y vienen, en una rutina convencional, antiemprendedora, probablemente viendo sin ver, sin sentir, quizás nunca vieron, quizás nunca sintieron. Quedan algunos otros, en anafilaxia.
Como decía, hablaba con algunos compañeros de distintas disciplinas, compartíamos pareceres e impresiones, hablabamos de gripes y trasplantes, de ética y asistencia, de mortalidad, de necesidades detectadas para mejorar la asistencia y el cuidado de pacientes.
En concreto, compartía primeramente con una colega, la observación clínica que habíamos sido capaces de desarrollar en unos dias de déficit de interrelación interdisciplinar y compartíamos impresiones, sobre la necesidad convencida de identificar a los pacientes, en sus entornos, ámbitos locales, familiares, personales, etc. Pacientes insatisfechos, frustrados, resignados, sumidos en un empadronamiento "crónico" de redil sin salida. Pacientes de cara absorta, ante el interés que estamos mostrando por explicar de manera participativa, con argumento y también entrenamiento en técnicas terapeúticas. Pacientes a los que su autocuidado se relegó imperativamente a su cuidador principal, en la mayoría de los casos, su cónyuge; pacientes con alto déficit visual, que se sorprenden, si te sientas a su lado para dirigir su respiración, y que tome el control de su primera necesidad vital. Pacientes perdidos en su disincronía respiratoria y en la superficialidad de movimientos ineficaces. Pacientes a los que se les recomendó hacer ejercicio, sin tener en cuenta que no es fácil hacerlo sin rótula, con comorbilidad añadida invalidante, desde un cuarto piso sin ascensor y un sobrepeso añadido y sin embargo esto mismo, nunca fue recogido.
Ya en el final de la jornada, no evité pararme para saludar, y al hilo de los "tocados y designados", tratamos desde el sosiego, breves pinceladas de resultas no inofensivas, por brevemente tratadas, sobre la incongruencia de acciones incoherentes, contrarias a toda recomendación científica actual, evidencia fundamentada. Caprichos de ordeno y mando basados en lemas de marcas multinacionales de cosmética femenina, maniobras de pregrado, movimientos de "casitas y soldaditos" al fin y al cabo, y como decía un conocido gestor, de la capital del reino.
Y tratamos también, un aspecto poco tratado en las instituciones, en los ámbitos del día a día, en las rutinas, en los espacios de reunión, de sesiones, de descanso, en cafeterías de "personal", en pasillos, ni en parkings...ni en el tú a tú, la responsabilidad. La responsabilidad social, en la sanidad y los servicios sociales: la Responsabilidad Social Sociosanitaria, la madre de todos los corderos. Fue como encontrarme con un extraño.
La Responsabilidad Social Sociosanitaria, la que se centra en el paciente/ciudadano para responder a la creciente necesidad e inquietud y la permanente expectativa de éstos, que ha de ser bien planificada, desde una estrategia global basada en necesidades reales y no en intereses pasajeros, efectistas y politizados y que ha de medirse en resultados, y quizás muchos sean de largo recorrido y amplio espectro.
Por ello, y mientras siguen construyendo casitas y moviendo soldaditos, en un escenario medieval, los profesionales responsables siguen (seguimos), motivados en la inquietud de recrear potenciales soluciones que regeneren la perspectiva del paciente, mejorar su salud, educando, previniendo y cuidando en definitiva, desde una perspectiva holística, integral e integrada. Un empeño insistente, desde una gestión correcta y al margen de modelos trasnochados como, "pase el siguiente".