En estos últimos meses de invierno y entrado el verano, las
enfermeras hemos estado observando con diferentes lupas, y participando de
diferentes modos y posiciones en la ya conocida campaña Nursing Now 2020.
Desde el análisis profesional, sabemos que el alcance de los
objetivos a través de la campaña no transciende a todos los estratos de la
profesión o colectivo y cuando llegan, en primera instancia lo hace entre la
incredulidad en la consecución, el cuestionamiento apriorístico o la fe forzada
por la esperanza en el cambio. Son diferentes estratos los que se pretenden
alcanzar para rentabilizar la campaña ganando adhesión, ya que a pesar de la excelente
e intensa promoción internacional, el apoyo de responsables a nivel mundial, la
divulgación y difusión en redes sociales, los entornos locales son menos
permeables y necesitarán acción planificada y concreta y por tanto, más largo
plazo para prever una cultura #nursingnow.
Un factor importante es el alineado y unánime discurso
respecto a los objetivos y la acción adaptada a cada país y que se ha extendido
a nivel mundial. Son más de 80 países adheridos y se prevé llegar a los cien a
finales de año. En ello, han contribuido las redes sociales, herramientas que
han supuesto un importantísimo apoyo a la campaña tanto en la comunicación
interna, como en el soporte y difusión, pero más allá de las redes sociales hay
que realizar trabajo in situ, pues la brecha digital sigue siendo una realidad limitante.
Por ello el grado de penetración en nuestro entorno, siendo éste
escaso, requiere trabajar la adherencia a la campaña y ello exige una necesaria
dinámica de conocimiento e interés propio y profesional en el movimiento por un
lado, y por otro trabajar un efecto cascada en la comunicación con implicados e
implicaciones en la misma, lo que se viene a conocer como compromiso.
Es cierto que en nuestro entorno tanto nacional, como local,
no estamos acostumbrados a liderar, ni participar en campañas desde ningún
estrato, al menos de esta clase. En general, las campañas, por definición, lo
que tratan es de influir en la toma de decisiones para generar un cambio,
realmente, una campaña es un esfuerzo.
Es en este punto, y a nadie se le escapa, que sin esfuerzo y
compromiso no hay acción y sin acción, salvo efectos paranormales o fenómenos
meteorológicos, no hay cambio. Por ello entendiendo las condiciones necesarias
mencionadas, la acción ha de ser dirigida y consecuente con el contexto, ha de
ser lícita y de interés para todos y no para unos o para otros, o para unos
pocos. Por tanto, identificar los problemas o factores que interfieren en la
implicación de la campaña y consecución de sus objetivos sería ya en buen
propósito y un buen punto de partida a la vez esclarecedor.
Como profesionales (partimos de que todos lo somos y por
tanto sabemos qué perseguimos y cuál es nuestro fin como profesión) deberíamos
estar al tanto de aquellos asuntos que nos competen y la campaña es uno de
ellos. Conocer en profundidad no solo qué es, qué persigue, de dónde nace o
surge, y por qué y por qué ahora, en cualquier ámbito de salud, ya es una
reflexión importante, y de cierto nivel de madurez profesional. Si alguien ha
llegado a creer o pensar que la campaña es solo un eslogan, publicidad
profesional, entretenimiento o moda singular y pasajera, me atrevo a decir que
está pensando con ligereza supina. Y que esa ligereza quedaría corroborada y
nos dejaría a todos en mal lugar o peor, insisto, si no hubiera acción al
respecto que sugiera o determine un cambio. También es cierto que “calados” sin
embargo de cierta tendencia al “laissez faire”, la escasa implicación en
asuntos que nos parecen estratosféricos, no sé si por la costumbre de no ver
las nubes o el horizonte y la presión del día, dejan poco tiempo y mucha
desmotivación para asuntos prioritarios.
Quizás muchos profesionales se hayan preguntado en qué les
afecta la campaña o qué puede hacer la campaña que mejore su situación
profesional, otros que en nuestro entorno es imposible cumplir tales objetivos,
otros que pasará dentro de poco y seguiremos igual y algunos otros seguiremos
creyendo que tenemos el deber profesional de estar presentes y activos en
cualquiera de las formas posibles. También habrá algunos que crean que es el momento
de dar bocado e hincar el diente, y/o dificultar y poner obstáculos para que no
prospere, cuando lo que realmente se pretende es concienciar y alentar en un
fin único y global, en un asunto de prioridad profesional, una grandísima
oportunidad para resituar al colectivo y no un oportunismo basado en intereses
grupales de minorías con mentalidades tribales.
La campaña es una oportunidad de todas y cada una de las
maneras que se quiera analizar.
Es una oportunidad para la población porque los objetivos de
la misma van enfocados a generar más y mejor salud a través de los
profesionales, de las enfermeras. Trata de ofrecer nuestro desarrollo y
potencial profesional, a través de la accesibilidad, del fomento de la salud,
de desarrollo de roles adecuados, tanto en continuidad de cuidados, como en
cuidados especializados coordinados y gestionados interdisciplinarmente.
Es una oportunidad para los profesionales porque necesitamos
significar nuestra profesión entre la población, en el sistema, entre otros
profesionales sanitarios y con otras disciplinas no sanitarias. Necesitamos
modelar vértices, borrar aristas y más allá, adaptarnos a la demanda de
necesidades actuales, hacerlo con autonomía y derecho propio, adelantándonos al
futuro inmediato. Recoger la experiencia y el conocimiento, aunarla con los
resultados de investigación y proyectarlo en la formación, en la práctica y en
los espacios de decisiones, espacios en los que no estamos y que debemos
alcanzar. Espacios que son necesarios para aportar nuestra visión como
complemento ineludible en salud y sin embargo están fuera del alcance y con
obstáculos no justificados en estos momentos.
Es una oportunidad para el sistema sanitario, pues son
razones ineludibles para un sistema como el nuestro, garantizar la cobertura
universal y garantizar una atención digna, de calidad y sostenible para todos.
En ese sentido se ha demostrado científicamente que las enfermeras no solo
innovamos y producimos, sino que reducimos costes generando ahorro directo e
indirecto. Gestionamos e intervenimos en procesos facilitando la accesibilidad
a los cuidados y la atención del resto de equipo o disciplinas. Somos
profesionales directamente implicados con la población que atendemos, sus
familias y entornos, y facilitadores para la actuación precoz en promoción, prevención
y curación, así como la recuperación y adaptación a contextos y entornos.
Y definitivamente, lo es también para cualquier político y
gestor con visión global e integradora y de servicio público, con compromiso y
esfuerzo, con responsabilidad en el amplio y complejo espectro sanitario que
asuma el reto de la mejora e innovación en atención y procesos de salud. Una oportunidad de generar cambio adaptado y
aplicado a la realidad sociosanitaria con garantías de cobertura y
accesibilidad que pasa por la oportunidad de las enfermeras y su participación plena.