viernes, 23 de abril de 2021

INTERVENCIÓN EN ACTO DE ENTREGA PREMIO MEJOR PROYECTO EN CONVOCATORIA NACIONAL PROYECTOS INVESTIGACIÓN "ENFERMERÍA VALDECILLA"

 

Buenas tardes

En primer lugar agradecer a los responsables de organización, a los comités, y a la dirección por seguir manteniendo estas Jornadas con la impronta para la que fueron creadas, impulsar el desarrollo profesional para mejorar a su vez la atención y calidad de este nuestro hospital.

Gracias también al Instituto de Investigación, Idival por esta Vigésima Segunda Convocatoria correspondiente al año 2020, año de Covid y “Año Internacional de las Enfermeras y Matronas”, un año que prometía ser de protagonismo enfermero tras el reconocimiento por la OMS, e impulsado por el Consejo Internacional de Enfermería, a través de la Campaña Internacional Nursing Now y de la que soy responsable para esta Comunidad.

Por tanto, ganar el “Mejor proyecto a desarrollar en Valdecilla” en esta convocatoria 2020 tiene para mí una doble gratificación y reporte.

Gracias a la Fundación Caja Cantabria, a Juan Muñiz, una vez más por su incondicional apoyo y acompañamiento en el progreso profesional y ayuda a la investigación enfermera.

Gracias a las autoridades y representantes por acompañarnos y significar el Acto de Entrega.

Gracias a mi equipo investigador “por dejarse”.

Gracias a los que me habéis acompañado en estos últimos tiempos, a los que me habéis embarcado en “historias”, a los que me habéis escuchado todos los días, Celia, Hermanas Canarias, a Punyaled… y a los míos, mi familia y…también a los otros.

Hace justamente un año, tal día como hoy, con síntomas COVID y también con mucha incertidumbre personal y profesional daba vueltas a una más de mis inquietudes profesionales y también a alguna aspiración de mayor alcance, en relación con la investigación. Y es que fruto de una experiencia asistencial y de aprendizaje en tabaquismo, me surgieron muchas preguntas.

Creo que es muy interesante que hoy en esta Jornada y precisamente en esta Convocatoria, ambos premios pongan el foco, de una manera más directa o indirecta, en dos pandemias como fondo, por un lado aspectos, intervenciones de cuidados sobre pacientes sometidos a ventilación mecánica y que todos identificamos ahora con el Covid19, a propósito de los medios de comunicación, y el análisis de aspectos más profundo sobre los factores y condicionantes en tabaquismo, ambas…pandemias con consecuencias devastadoras sanitarias, sociales, económicas y también ambientales, como en el caso del tabaco no solo por el consumo sino también por la exposición al mismo.

En el mundo unos 1000 millones, una séptima parte de la humanidad son fumadores. En España algo menos de 10 millones y en nuestra Comunidad, alrededor de 100.000.

Cuando ayudamos, tomamos medidas e investigamos en tabaquismo, estamos contribuyendo a frenar otra epidemia que no genera titulares en prensa y en televisión pero que causa más de 8 millones de muertes, 7 se deben al consumo directo de tabaco y aproximadamente 1,2 millones al humo al que están expuestos los no fumadores. En España, mueren unos 55.000 y en nuestra Comunidad, es responsable de la muerte de dos personas cada día.

Hasta la mitad de los fumadores acabarán falleciendo por una causa relacionada con el tabaco y también es cierto que la mortalidad por sí sola no ofrece una imagen completa de la carga de morbilidad que genera el tabaquismo causando enfermedad invalidante, restando calidad de vida, aumentando la discapacidad, y repercutiendo en otros ámbitos por los años de vida con discapacidad, o años de vida perdidos por muerte prematura. Cuando ayudamos a un paciente a dejar de fumar, estamos añadiendo salud, años y calidad de vida, estamos restando morbilidad y riesgo de mortalidad por esta causa.

No es motivo de este estudio, pero en tabaquismo siempre hablamos de impacto a nivel global y no solo en Salud, también en progreso y desarrollo de las economías por el impacto que en ellas tiene la pérdida de productividad y costes sanitarios en tratamientos e invalideces, nuestro sistema sanitario también se resiente en ese sentido y como todos sabemos, nuestras urgencias atienden un porcentaje muy alto de enfermedad relacionada con el consumo o exposición al tabaco.

De hecho podríamos hablar de 'sindemias' como refieren ya los expertos pues en el primer caso, el virus no discrimina en el contagio, las desigualdades sí, incrementan el nivel de exposición al contagio, las limitaciones para protegerse, y también el pronóstico. Y como en el caso del tabaquismo, esta “epidemia” prolongada y silente, sabemos que los factores determinantes de salud requieren un abordaje especial y definitivo para no aumentar la inequidad que ya en sí mismo, provoca el consumo de tabaco. Y además en este caso, son concurrentes.

Un creciente cuerpo de literatura confirma que los determinantes sociales , o las condiciones en las que nacemos, vivimos, trabajamos y jugamos, son los impulsores clave de estos resultados de salud e inequidades. Sabemos que el consumo de tabaco es uno de los principales contribuyentes a las desigualdades en salud en general y que las políticas de control que reducen la prevalencia del consumo, no necesariamente reducen las desigualdades, de hecho, puede empeorarlas. En ese sentido, diversos estudios muestran que actualmente las tasas de abandono del consumo de taba co son más altas en los grupos socioeconómicos más favorecidos.

Por tanto, para considerarlas eficaces deberíamos conocer el impacto en desigualdades y diseñar políticas y estrategias adecuadas para sectores o grupos sociales afectados por causas, o por algunos de los determinantes en salud.

En esa línea partimos de la siguiente hipótesis para estudiar a una población concreta atendida en la UDESTA...



miércoles, 21 de abril de 2021

VOSOTROS SEGUID CON ESO DEL CUIDADO. TRIBUNA DE OPINIÓN, DIARIO MONTAÑÉS

 

“VOSOTROS SEGUID CON ESO DEL CUIDADO”

Hace apenas tres años y a propósito de un foro que reunía a gestores de organizaciones, áreas integradas de salud, etc…y donde también se dio voz al paciente, éstos, los pacientes, exigieron una mayor participación de las enfermeras en los procesos clínicos y asistenciales, tanto desde el control y seguimiento de los planes terapéuticos, como sobre la educación sanitaria y el proceso en general. Se solicitaba más y mejor accesibilidad a los servicios socio-sanitarios y más autonomía para aumentar la capacidad resolutiva de sus problemas. Plantearon que de una manera global y homogénea las enfermeras estuvieran formadas en práctica clínica avanzada (EPA) y actualizadas en los últimos avances y desarrollos científicos. En este punto enfatizaron en concreto respecto a la innovación constante y los soportes tecnológicos más avanzados para el autocontrol de ciertas patologías en las que la inversión ha sumado valor a la autonomía del paciente en el autocuidado.

En algún momento y en el mismo foro, y ante una excesiva exhibición de tecnología de vanguardia, de tecnificación de procesos, robotización y digitalización de alcance clínico, y la consiguiente fascinación (gusta mucho a los gestores y directivos este tipo de innovación sanitaria), se llegó a plantear un dilema entre los asistentes. Por un lado, un futuro de marcado protagonismo tecnológico o “maquinario”, por otro un deficiente y decreciente valor sobre el protagonismo del cuidado. Un dilema en aquel momento en el que el cuidado fue desestimado y casi despreciado. Aquella narrativa se resumió en una frase, “vosotros seguid con eso del cuidado…”, y en clara alusión a considerar éste, como un “asunto” de baja interés o valor, o fuera de toda consideración futura dadas las tendencias tecnológicas que se estaban planteando.

Sin embargo, no solo los pacientes expertos exigen y eligen tomar partido por las enfermeras como gestoras de sus procesos y autocuidado, el propio contexto poblacional y el déficit de enfermeras sugiere ponernos alerta y actuar con prontitud ante la tremenda situación no solo a nivel local o nacional sino a nivel mundial. En España concretamente llevamos décadas arrastrando esta insuficiencia, ya en el 2010 la ratio de enfermera por cada 1.000 habitantes se situaba a la cola de los países de la OCDE, siendo bastante inferior a la media, y se planteaba la necesidad de adecuar la oferta de formación y la demanda. Diez años después se ratifican estas disparidades frente a países europeos (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE) siendo la ratio enfermera de 5,3 por cada 1000 habitantes, frente al 8,8 de la media europea, es decir, el cuarto lugar por la cola y solo por delante de Bulgaria, Letonia, Chipre y Grecia, y detrás de países como Eslovenia, Hungría y Portugal que con economías más pobres, cuentan con un mayor número de enfermeras/os para atender mejor a su población. Visto de otro modo 532 enfermeras por cada 100.000 habitantes frente a 852 de la media europea y según el informe World Health Statiscis 2018, publicado por la OMS.

En España, la esperanza de vida hasta el momento de Covid, había aumentado a 83,24 años, para ambos sexos. Según la última proyección del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud, de la Universidad de Washington, en el 2040 los españoles llegarán a los 85,8 años de edad media, casi tres años por encima del promedio actual. Esta realidad demográfica junto con la prevalencia actual y la que se proyecta con el envejecimiento progresivo y enfermedades como el Alzheimer, las enfermedades cardio-vasculares, la EPOC, cáncer…y otros indicadores de salud (tabaquismo, obesidad, consumo de alcohol, drogas…) apuntan hacia la necesidad de primar sobre el cuidado y atención a estas poblaciones. Una atención excelente y específica que requerirá, no precisamente inversión en tecnología, aparatos diagnósticos, técnicas quirúrgicas…sino un replanteamiento de la atención basada en un modelo centrado en la persona y su entorno, resolviendo problemas de salud y mejorando la calidad de vida. Necesitamos enfermeras para garantizar la sostenibilidad de este modelo y para ello compensar el número de enfermeras necesarias, mejorar la formación, el desarrollo profesional, las normas, la regulación y las condiciones de empleo.

Cantabria no difiere en exceso de esta proyección ni en estado de salud con sus indicadores, ni en la necesidad de profesionales y adecuación de ratios. La ratio en Cantabria es de 5,96 y la tasa de reposición se estima en 1340 enfermeras (2019 Satse).

Me pregunto si aquel mismo foro, con las mismas personas fascinadas por la tecnología, aplaudiendo la invisibilización y supresión del cuidado mediante robots, y alentando al progreso tecnológico frente al factor humano y la condena expresa a su desaparición, hoy, febrero de 2021, aún con cifras desquiciantes, pensaría lo mismo acerca del protagonismo de las enfermeras, su profesionalidad y la necesidad de garantizar su desarrollo profesional.

 

                                       

Publicado el 23 de febrero de 2021