domingo, 23 de diciembre de 2018

A VUELTAS



A vueltas y cuestionando, en un continuo y permanente bucle, la profesión que me trae a cuento, que tanto me ha dado y que tanto me ha quitado, que tanto nos gusta y que tanto nos perturba, que tanto defendemos y que tan poco nos reporta…
No, en este punto no cuestiono lo que a cada uno le reporte, una vez más, hablo desde la perspectiva de colectivo. 
De igual manera que conozco a muchas enfermeras, mujeres y hombres, que mantienen un discurso ambivalente y disonante al respecto, hay otras que mantienen posturas que van desde el fanatismo más fiel y amor profundo, y sometido a la “causa”, a la convivencia meramente soportable, incluidas las melosas y melodramáticas poses (de postureo) que desde las distintas y pocas atalayas alcanzadas aúllan al rebaño. Una heterogeneidad, en el sentir profesional, marcado con toda seguridad por el diferencial evolutivo entre las sumas de expectativas lícitas, también otras, y su resultado o cumplimiento de las mismas, teniendo en cuenta como determinantes, el grado de frustración o éxito, el esfuerzo a propósito, el factor suerte y los intermediarios benefactores o maleficentes que se hayan sumado a cada trayectoria.
Supongo que son aspectos que coexisten también en otras profesiones no sanitarias, supongo que ninguna de ellas se dedique a entender, el impacto de la enfermedad en las personas, el déficit de la salud o como resolver las consecuencias de ambas. Supongo que de seguir por aquí, caeré en el manido e indeseable, por mi parte en este momento, discurso sobre lo buenas que somos las enfermeras, lo poco que nos tienen en cuenta, lo poco que significamos para la sociedad, la escasa participación en foros representativos locales, regionales, nacionales e internacionales sobre políticas de salud y  decisiones de dicho ámbito, etc...De seguir, podrían emprenderla con los discursos contrarios sobre lo que hemos avanzado en los últimos cuarenta años, los logros alcanzados como profesión en lo académico, la satisfacción de relacionarse y ayudar a las personas, la visión holística y poquito más…   
Pareciera siempre desde mi punto de vista y “cuatro amigos”, como si ser reivindicativo, reclamar mejoras laborales, manifestar sentirse el proletariado de la sanidad, reconocer la oprimente y opresiva realidad desde distintos frentes, los intraprofesionales, los interdisciplinares, y también de otras disciplinas cercanas, reclamar una remuneración acorde a desempeño, o desilusionarse por el inagotable y escaso reconocimiento social así como la desacreditación de otras maestrías y también el sometimiento a gestores y administradores que vapulean a los profesionales e impiden su avance y desarrollo y el evidente y manifiesto desinterés político por nuestra profesión…fuera tabú o impropio de un colectivo que exige más de vocación que de profesionalismo, como si la reivindicación no fuera necesaria para la mejora colectiva o ello mismo estuviera en oposición con ser un auténtico profesional y/o pusiera en peligro la voluntad de poner el arte del cuidado que producimos en disposición.
Son siempre las mismas frustraciones las que permanecen en el tiempo y llevamos décadas resobando, madurando en el discurso y por ello popularizando, ya casi como sainetes para algunos, pero sin más mejoras que pequeños conatos con escasa duración. Además, las perspectivas económicas del país en estos momentos no hacen ni siquiera ánimo de provisión y de esperanzas, como las que algunas campañas profesionales y de calado internacional tratan de impulsar, y no por ello dejaremos de participar incluso aunque sea perpetuando el bucle que dio pie a esta reflexión.
                                                                                     
                                                   #otraformaesposible




PERSONA PACIENTE CON PACIENTE PERSONA


La Escuela de Pacientes nació como una pequeña idea en 2008. Hoy, gracias al trabajo, ganas, profesionalidad y generosidad de muchas personas continuan #10añosdespués. Los que admiramos este proyecto hecho realidad y hoy, consolidado queremos expresar en unas líneas nuestro apoyo y admiración a una Escuela que ha creado eso mismo...escuela.


Si pudiera elegir un sol pensaría en el sur, si tuviera que pensar en un ámbito sanitario con luz y color, un entorno de relación más cercana, más posible, más entre iguales, más facilitador, más esperanzador, pensaría en la Escuela de Pacientes, en ésta, la referente, la que ha creado precisamente “escuela”, la que es modelo, la que después de diez años mantiene viva la llama y la inquietud, la de mayor actividad y dinamismo, la más participativa.
Todos conocemos la Escuela de Pacientes, no es una escuela cualquiera, es un eslogan  en sí misma, es una marca registrada, es una fuente inagotable, es la soldadura de #otraformaesposible también, con y para los pacientes.
Muchos de los proyectos que vemos surgir a lo largo de nuestra trayectoria profesional con o sin implicación directa, cercanos o ajenos, perduran o se sostienen en el tiempo, cuestión que así mismo ya sería un éxito, pues mantener vivos esos proyectos no es cuestión solamente de querencia individual, ni tampoco de querencia de unos pocos. La clave del éxito y por tanto de la perdurabilidad de proyectos enormes, viene a ser la conjunción de varios factores, de entre todos ellos como pueden ser, el contexto, el momento, la difusión, los propios objetivos y su cumplimiento, las expectativas y su cobertura de a quienes va dirigido, etc… hay un ingente factor, en ocasiones desmerecido y a favor de otros,  que reside sobre todo, en las personas. 
Personas capaces de pensar, de diseñar con ideas participativas, con modelos cercanos, con facilidades para construir. Personas con objetivos claros, con persistencia y capacidad para mantener la ilusión de los demás, personas que persiguen y mejoran los fines individuales a través de todos y en conjunto y en definitiva personas que lideran, transforman y generan producto de valor, servible y transformador.
Personas que mantienen proyectos viables y hacen posible que con el paso del tiempo sean lo que son, referentes consolidados y ya no proyectos, porque dejan huella, cimientos consolidados, puertas abiertas y crecimiento permanente.
Las personas son la clave. Ellas son los proyectos. Ellas quienes sostienen y llenan los “huecos”. Por eso, de esta parte de aniversario de la Escuela de Pacientes, quiero felicitar por un aniversario que ha sido próspero, que nos ha enseñado y mostrado cómo, que ha dado cabida con oportunidades y logros, a una década de liderazgo de personas dirigida a pacientes, una década dirigida a dar apoyo y soporte a los problemas de otras personas, los pacientes.  
 No es de extrañar, dicen que los sagitarios tienen afinidad entre sí. Próximamente es nuestro aniversario de nacimiento. Por ello, y tantas cosas, mi reconocimiento y mejores deseos, seguir creciendo juntos, siempre del lado de las personas.
De ser paciente… ser persona al lado de personas.

https://elblogdelaescueladepacientes.blogspot.com/2018/11/persona-paciente-con-paciente-persona.html