domingo, 7 de octubre de 2018

PERSONA



PERSONA
Del lat. persōna 'máscara de actor', 'personaje teatral', 'personalidad', 'persona', este del etrusco φersu, y este del gr. πρόσωπον prósōpon.
Persona: Individuo de la especie humana. Hombre o mujer cuyo nombre se ignora o se omite
Sujeto de derecho, supuesto inteligente, y otras cuantas acepciones más. Y es curioso por otro lado, qué tan sencillo, único, lo que somos y sin embargo tantas acepciones y puntos de vista.
Por ejemplo desde el pensamiento filosófico y sus diferentes vertientes, la persona es considerada por algunos sabios como el ser más perfecto de la naturaleza a través de la cual subsiste. Otros, lejos de la metafísica, lo consideran un estado transcendental, un fin en sí mismo, etc…
Distintos pensamientos en el marco de diferentes corrientes filosóficas. Aunque bien es verdad, si hemos olvidado prestar atención a una de las ciencias basadas en el razonamiento argumental, la filosofía, estamos olvidando la referencia y la parte por el todo para el necesario desarrollo y evolución como especie. La filosofía estudia cuestiones profundas, es profundidad en el pensamiento hasta llegar a cuestiones maduradas, construcción de pensamiento sobre cuestiones esenciales de vida y existencia. Quien olvide las bases filosóficas de la lógica, la ética, la estética como quien dice, “la madre del cordero”, está abocado a ser necio sin remisión.
Me quedo con dos aspectos muy sencillos y reflexivos respecto a lo que pretendo abordar y lejos, muy lejos de los insignes pensadores y filósofos de otra época. La persona, como un ser sociable que vive y se desarrolla en sociedad y que nunca deja de actuar sin embargo, con un carácter individual. Un ser social. Y el segundo, una premisa sencilla que Pitágoras, según recoge Cicerón, explica a León, príncipe de los fliasios, (de Fliunte, Argólida) que la vida era comparable a los juegos olímpicos porque en ellos encontramos tres clases de personas: las que buscan honor y gloria, las que buscan riquezas, y las que simplemente buscan contemplar el espectáculo, que serían los filósofos.
Y es que no pretendo elaborar una “disputación tusculana” ni mucho menos, ni soy sabia, ni me aproximo, pero no me alejo tampoco, evitando caer en la oscura ignorancia y necedad, intento mantener el espíritu reflexivo del pensamiento, sobre todo en la lógica, la ética y la estética.
Es casi seguro, o muy poco ha cambiado, que este tipo de disquisiciones, cuestiones que no son más que pensamiento activo ante el deseo de saber y fundamentar la vida social en todos sus ámbitos, no despierte interés o no sea compartido en la sociedad actual, efectivamente están desapareciendo de planes de estudios pre universitarios y de éstos mismos. Y es que la filosofía y el arte de pensar reflexivo para dilucidar cuestiones de la vida como seres sociales, queda relegada a esta imperativa velocidad de transformación evolutiva y tecnológica que nos distrae y mantiene en cuestiones superfluas haciendo de la vida y el vivir, un trayecto banal y vacuo.  
¿Qué me perturba ante tanta “disputación”?, las personas.
En contextos de normalidad y no guerra bélica, ni tentación o intento ofensivo, ¿qué conduce a una persona a mirar a otra y sostenerle la mirada fija e inexpresiva con tallo erguido, desafiante, pose insolidario, autoritario y torpe?.
¿Qué estiman esa clase de personas escondidas tras una máscara repetida acerca de las otras personas y de la historia que están escribiendo? 
¿Qué clase de persona elige no ser persona a tiempo parcial unas y a tiempo total otras?
¿Qué sufrimiento y vil vida arrastra una persona que atenta impunemente contra otras personas sin relación de causalidad y otros condicionantes que podrían atenuar?
¿De dónde proceden y a dónde van, esas personas que no teniendo suficiente con su conciencia y su propia vida, abordan, invaden y atentan la vida de los demás?
¿Qué son personas?, ¿las que se alejan de la esencia y confluencia?...
Reflexivamente es retórico y a mucho les resultará cursi por apasionado, manifiesto y concluyente, pero no se trata solo de vivir según tu propia opción, ejercer derechos y obligaciones. Aceptarte como individuo digno, libre y responsable es fundamental. Desplegar tu existencia con libertad, con sentimiento, razón y voluntad por y para el desarrollo humano, con solidaridad para el ahora y el futuro, para protagonizar tu historia y la de todos, para conectarnos un poco más, todos, la humanidad.
Ser persona, como único e irrepetible sujeto perteneciente a una especie que piensa y reflexiona con valores de igualdad, tolerancia, justicia, participación, respeto, paz…
Ser persona, un trabajo preciso y conciso y no tan fácil de ser, si dejas de existir como sujeto y solo eres objeto de la historia y de la historia de los demás.
Elegir y escoger es una responsabilidad, ser persona... un trabajo de vida.




1 comentario:

Respeto y sentido, del común también