miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL MISMO GÉNERO


Desde hace mucho tiempo, sigo con mucho interés lo movimientos de comunidades u organizaciones y también a grandes referentes o líderes que desde una perspectiva humanista y global persiguen acercar conciencias en temas como la igualdad, la violencia de género y el emprendimiento femenino, entre otros.

El fin último, bien podría ser el acercamientos entre géneros para una visión compartida y  participación conjunta y unívoca, que nos haga crecer como complementarios, sin el tan dificultoso esfuerzo de ser mujer en ámbitos no tan normalizados en cotas de género, y también en otros no solo normalizados, sino mayoritarios.
Una motivación y un interés que ha ido creciendo, a medida que he sido consciente del entorno que enmarca a mi profesión y madurando también en el proceso de desarrollo y crecimiento profesional. Un entorno, sanitario, particularizado, y no exento de una transformación paulatina, en cuanto al peso y distribución de género en sus diferentes profesiones.

En dichas organizaciones trabajan mujeres con muchas capacidades de innovación, de trabajo, de emprendeduría, de conjugación de ritmos vitales, de mantenimiento y cuidado de los de otros, de superación, de vivencias hostiles, de ambientes misóginos y clasistas, profesionales que dejan huella en el destino y fin de su trabajo.   
Parece también que el ámbito sanitario, tan endogámico y sustrayente, cohíbe a sus profesionales en las relaciones extradisciplinares hacia otros escenarios, y por reciprocidad, mujeres de otros ámbitos, de objetivos no tan sociales y diferente posición en mapeos sociales, desconocen los intereses de las primeras.

También es cierto y volviendo al interés inicial, la transmisión de estos objetivos y movimientos, no alcanza a todas las mujeres, muchas de ellas están inmersas en ámbitos laborales lejos de este contexto de ayuda, reconocimiento y emancipación.
Pertenezco a un colectivo profesional  en el que justamente, las mujeres viven contextos ambivalentes, realidades muy dispares dependiendo de los dados jugados o simplemente de los designios y cortapisas de otros. Mujeres que quieren emprender, que quieren mejorar, que quieren aportar y desarrollarse, pero las organizaciones de este tipo, suelen ser y actuar más como freno y sumidero que como impulsores de talento, oportunidades y reconocimiento. Son organizaciones, en un sistema muy complejo, con estructuras, redes y doctrinas internas, que la mayoría de mujeres del ámbito empresarial, desconocen. Parece en principio, que unas y otras, fuéramos mujeres de diferente orden, de entornos lejanos y que no compartiéramos las necesarias reivindicaciones de género y los mismos intereses.

No podemos dispersarnos e ignorarnos aumentando la distancia entre los ámbitos, sin llegar a confluir como si de mundos paralelos se tratara. Vivir fuera de los movimientos en red y del empoderamiento conjunto nos aleja de la convergencia necesaria. Estamos obligados a buscar fórmulas de acercamiento, confluir y sumar valor, ahí donde las mujeres puedan reaccionar y construir una estructura sólida de liderazgo genuino y sin opresión. Busquemos el nexo que acerque, aúne y afiance a las mujeres, las de todos los ámbitos, conformemos una estructura de oportunidad, seamos el pegamento social necesario reafirmando nuestros valores e intereses comunes, los que nos incumben a todos, los de una visión más social, más genuina, menos amarga, más iguales y más participativos.  




SENTIMIENTO BIPOLAR II



He decidido escribir una segunda parte, porque esas vivencias que me transmiten no me son ajenas. Cada individuo, tiene sus propias circunstancias, personales, su círculo familiar, de amigos…, pero me refería al ámbito laboral y por eso creo que no son ajenas.

Cada una de esas situaciones, emana de la interacción entre personas de la misma profesión, la nuestra, y de un contexto determinado. Un contexto laboral, profesional, verticalizado donde los factores más comunes a esas situaciones, son sentimientos, percepciones y objetivaciones de frustración, indignación o pérdida de dignidad, desamparo, incapacidad para tomar decisiones, afectación emocional, pérdida de estatus previo, adecuación situacional y profesional forzosa, pérdida de derechos, pérdida y menoscabo de la salud, pérdida del respeto, contraprestación descompensada etc… podría parecer esto, un suplicante y plañidero testimonio de lo que directa o indirectamente, ofrecen los escenarios actuales dentro de las organizaciones sanitarias, las relaciones e interacción que en ella se establecen y la gestión frente a las mismas.
Existe y se establece una exaltación del “yo puedo” frente a todo lo que representa limitación profesional en forma de obstáculos, negativas y otras formas torticeras de frenar, no solo el desarrollo de aptitudes y capacidades sino también la sostenibilidad y mantenimiento de la motivación personal. Una exaltación, que frente a los límites de la incomprensión, desconocimiento e intereses de gestores “adaptados” y “situacionales” requiere cuanto menos, sosiego en la viabilidad de planteamientos para que el “yo” no quede herido.

Problemas graves los que describen, sobre una enfermedad común, una epidemia, una plaga, es contagiosa, pasa inadvertida o vivida de manera “cómplice”, salpica, deja secuelas, a veces mata poco a poco, lentamente, si tienes seguro te puede cubrir aunque no siempre, depende de las “condiciones firmadas”, si no tienes seguro, necesitarás muchas defensas, dependerás de tu estado inmunológico y caerás en el desamparo, no hay antibiótico de última generación, ni fármaco innovador, demasiados antígenos para débiles recuerdos de vacuna. Algunos son vectores, muy mecánicos, que actúan transversal y verticalmente, verdaderos artrópodos transportadores de patógenos, en un medio inanimado y sin ánimas.

Es el norte, es el sur, es el este y lejano oeste. Es la expresión, es el sentir, mi hermano extraño, mi amiga fiel, es la real, la vida mísera, el entorno laboral, en el cuidado descuidado, en la intemperie forzada, en ambientes permitidos, en la inequidad, en la ansiedad, en el conflicto, en organizaciones enfermas de las que salir huyendo. No son cuatro paredes, son tú y yo, nosotros y ellos, vosotros y los que no estáis, los que fueron y los que serán, los que están, y son ellos. Tu que lo compartes, tu que lo ves, tu que lo callas, tu que lo respaldas, tu que lo amparas y a ti, que te culpas, te desanimas, sufres, enfermas, te repones, desgastas y afrontas.

Somos, tú y yo. Y sabes, que... #OTRAFORMAESPOSIBLE 




SENTIMIENTO BIPOLAR



En estos días, y otros más, de manera periódica y recurrente, se está hablando mucho sobre  cultura digital en las organizaciones, innovación en los ámbitos sanitarios, liderazgo directivo y también operativo, profesionalización de la gestión, desarrollo profesional inherente al avance y progreso social y sanitario, y así un largo etc…
Asistí al último congreso, con sensaciones de vuelta muy depurativas y ganas de seguir la estela que allí se marcó y unos cuantos afortunados vivimos. Un fin único, una meta clara y unos cuantos referentes profesionales transgresores que bien por su entusiasmo, trabajo, sacrificio y dedicación requiere y exige al menos respuesta.
Casi todos los días, en estos dos últimos años, reflexiono un mínimo de tiempo, unas veces de manera inusitada y otros por imperativo situacional. Son reflexiones duras, compartidas muchas veces con los que me acompañan en este fortuito y exasperante momento. Compañeras y compañeros que si bien me soportan prácticamente a diario, comparten un llamado “#otraformaesposible”, aquí añadiría incluso de 8h. a 15h., y que se resisten a las batallas estériles, no sintiéndose cómodos en la guerra. Son profesionales no solo de mi entorno, algunos son compañeros separados solo, por la enorme distancia kilométrica y a los que me siento más unida, quizás y sin pesar, que a otros de distancia más comarcal.
A menudo o con cierta frecuencia, recibo mensajes, correos, de realidades muy diversas y adversas. En unas ocasiones me transmiten apoyo, reconocimiento, gratitud, pero en muchas más, y son estas las que me perturban, me hacen reflexionar, situaciones muy concretas de realidades vividas, situaciones desde diferente ámbito de trabajo profesional y de distinto rango etario. Respondo a todas las cuestiones que se me plantean, trato de transmitir mi visión o perspectiva en el contexto al que se refiere y sobre todo intento apoyar y ofrecer una esperanza de cambio realista, y muchas veces solo cercanía, no puedo ser de otra manera.
Yo solo sé que no se nada, pero que mi afán por saber y aprender todos los días, me ayuda a sortear ciertas cuestiones, tanto las que están de mi mano, como las que no dependen de mí directamente y también, a calarme en otras que creo corresponden por mi implicación y sentir. Son estas últimas  por las que creo tengo la desgraciada empatía de entender prácticamente a todo el “mundo”, a todos esos profesionales que muestran una realidad vivida, discordante y desestabilizadora, emocionalmente desenfundada y con la vulnerabilidad resentida y convertida en "lecho" por tratar, o en barco de papel a merced del oleaje y en pleno océano.

Es por ello, que aprecio y agradezco la confianza descrita que muchos profesionales me ofrecen ante realidades cuanto menos bipolares, entre lo que acontece y lo que concurre, lo que se muestra y lo que se esconde, lo que se percibe y lo que se siente, quizás como cuando, quien ofreciendo una sonrisa,  guarda un resentimiento o una desgracia. Y en medio, el instinto de supervivencia disfrazado de una y diez versiones, tratando de dar respuestas a Maslow.