miércoles, 30 de noviembre de 2016

MÁS QUE CUIDAR




          Esta semana, ha sido como un menú degustación, largo, dulce y salado, que me aleja de un objeto dispersándome en la necesidad de centrar varios caminos hacia la excelencia profesional: el profesionalismo responsable, esto es, el ejercicio de una profesión fuera de los márgenes acotados por la realidad social, política y económica. Una semana, desde mi punto de vista, cargada de noticias, eventos y causas de peso para la reflexión, que me sirven como excusa necesaria, para presentarme en este fasZinante reto. 

          En esta semana y por motivos varios tuve que bucear en nuestra moderna y ya anticuada LOPS, una ley que viene a cohesionar distintos elementos fundamentales, entre otros, el ejercicio profesional y el derecho a la salud, pero que no acaba de desarrollarse plenamente y ya es necesario revisar. También, en nuestra ley del Estatuto Básico del Empleado Público, Estatuto del Trabajador y distintas disposiciones y decretos… una constante en lo que a revisiones se refiere, como queriendo coger velocidad y adaptarse a un sistema cuya inercia arrastra con todo, incluso a los propios profesionales.
Me detuve en el punto donde hace mención sobre el derecho del ciudadano a una buena administración, y por tanto a unos buenos servicios e insiste en que a través de los mejores profesionales… Entre esos factores el más importante es, sin duda, el personal al servicio de la Administración…atraer los profesionales que la Administración necesita, que estimula a los empleados para el cumplimiento eficiente de sus funciones y responsabilidades, les proporciona la formación adecuada y les brinda suficientes oportunidades de promoción profesional, al tiempo que facilita una gestión racional y objetiva, ágil y flexible del personal, atendiendo al continuo desarrollo de las nuevas tecnologías. 

          He de reconocer que a veces, siento una brutal contradicción entre lo que leo y lo que vivo, lo que quiero y lo que siento, lo que veo y lo que no quiero que sea.
También en esta semana, reconocimientos públicos que llegan como lluvia fresca en medio del erial, y un esperado evento que aunque no he asistido, me llega con concisa claridad, la inquietud por el avance desarrollo y significación. Un posicionamiento que llega fuerte y seguro, sin apoyos mediáticos y sin “otros” que no nos llegan nunca. Sumamos a este evento la presencia de una de las líderes, si no la más influyente, para arengarnos en la necesidad de recuperarnos del “knocking” en el que estamos inmersos.
Por un lado, el desconocimiento social, que metida ya en harinas, me atrevo a decir si es mutuo…, siempre aseveramos que la sociedad no nos conoce, ni identifica nuestro papel, pero empiezo a dudar cuestiones que ni siquiera suelen ser planteadas en los foros, ¿qué espera la sociedad de mí, como profesional de la salud con responsabilidades (que para eso soy profesional y no un mero trabajador de la sanidad)?, ¿qué puedo ofrecer? y ¿cómo preveo y me adelanto a las necesidades que tendrá mañana?. También, la no participación colectiva, la problemática de organización y política de nuestra representación máxima, la inseguridad sobre la identidad profesional, la autopercepción  y la responsabilidad como profesionales de la salud. Y por otro lado, la negada participación como socios de pleno derecho en la promoción, protección, mantenimiento y recuperación de la salud a través del cuidado y la prevención de enfermedades y discapacidades. Sé que esta frase es muy manida y recurrente pero no encuentro otra manera de decir, lo único y todo lo que representa nuestra profesión, más que cuidar. Y por tanto, un universo de posibilidades de acción desde una perspectiva multifocal, sin obviar la responsabilidad de dirigir y evaluar, nuestro ejercicio responsable.

        Todo este contexto de degustación aderezado con otros ingredientes, no mencionables para esta ocasión, me conducen de nuevo a una reflexión sin retorno:
No es posible ser excelentes si no identificamos el verdadero papel y sentido profesional en el ámbito social, político y sanitario. No es posible ser buen profesional sanitario, si solo somos técnicos, si solo gestionamos camas, si no dirigimos  y evaluamos nuestras prestaciones, si permitimos, que nuestros alumnos calen de este erróneo mensaje, si no les damos la oportunidad de reflexionar para poner la vista más allá, con las herramientas que disponemos y motivarles para que inventen otras. No somos buenos profesionales, si permitimos entender, que cuidar solo es posible en el entorno de cuatro paredes, no, no lo somos ni lo estamos siendo, si permitimos que nos sigan poniendo barreras de actuación, de opinión, de participación. No, no lo estamos siendo, si permitimos que nuestra profesión no se cuide a sí misma, si permitimos que nuestro entusiasmo y constante sentido de avance e innovación, no cale en las esferas pertinentes, y de manera ordenada, entre los nuestros, entre los siguientes y más allá. 

      No, no lo estamos siendo si permitimos el descuido de nuestra profesión y su objeto, por parte de nuestros gobernantes, de nuestros representantes, de  otros profesionales, de nuestro colectivo, de nuestros compromisarios…de nosotros mismos.
No lo estamos siendo, ni lo seremos, si carecemos de sentido emancipador, de dominio del conocimiento y de una perspectiva ética y también estética para con nosotros mismos.

                                               ZGancedo